El policial como arte
El MALBA pone toda la carne al asador, mantiene su colección latinoamericana permanente, y exhibe en la calle la bailarina de Jeff Koons, atractivo anzuelo para entrar a sacudirse la cabeza con la muestra de Jorge Macchi. PERSPECTIVA. Sigue hasta el 30/5.
La compulsión de Jorge Macchi estalla ante la primera mirada de los visitantes de la muestra Perspectiva.
Una obsesión por descomponer los objetos que apoyan cada una de sus obras, para mostrarlos más genéricos, esenciales, abstractos y, finalmente irreconocibles sin sus detalles extrínsecos, es la guía central de esta exposición pública que acerca el MALBA a los porteños.
La película que nunca comienza o los recortes de Crónica harán historia. La partición infinita del último instante previo al inicio del film que nunca llega quedará huérfano cuando las redes sociales se apropien de él.
Y la curiosidad crítica de la lectura característica del Diario Crónica será recordada como un descubrimiento literario. Cada punto de conexión en esas mariposas o formas simétricas similares al test de Rorschach emergen de los rasgos típicos e indubitables de la redacción periodística policial del más popular de los diarios argentinos. La clasificación frenética del material que recrea en sus mapas se replica en la cantidad de artículos sobre hechos policiales violentos que ubicó con el puntillismo de un villano hollywoodense del tipo El coleccionista de huesos, El silencio de los Inocentes, o Pecados Capitales. Frases conectivas y repetidas en la sección más conocida del diario como “el cuerpo sin vida”, “el macabro hallazgo”, o “el hecho luctuoso” son parte de un género propio, ahora convertido en arte plástica por Macchi: la crónica policial negra de Crónica ha sido inmortalizada e internacionalizada. Como en los inicios dulces e infantiles de cada cuento que nos relataban nuestros abuelos a la hora de dormir, cuando el entretenimiento previo al sueño no contaba ni con la TV – de cuatro canales que terminaban temprano- diremos en adelante que, “Había una vez…” Es el rasgo/ prologo inconfundible de la literatura infantil, como las placas rojas han dejado de ser amarillas para incrustarse en nuestra cultura contemporánea.
El policial como arte
El MALBA pone toda la carne al asador, mantiene su colección latinoamericana permanente, y exhibe en la calle la bailarina de Jeff Koons, atractivo anzuelo para entrar a sacudirse la cabeza con la muestra de Jorge Macchi. PERSPECTIVA. Sigue hasta el 30/5.
La compulsión de Jorge Macchi estalla ante la primera mirada de los visitantes de la muestra Perspectiva.
Una obsesión por descomponer los objetos que apoyan cada una de sus obras, para mostrarlos más genéricos, esenciales, abstractos y, finalmente irreconocibles sin sus detalles extrínsecos, es la guía central de esta exposición pública que acerca el MALBA a los porteños.
La película que nunca comienza o los recortes de Crónica harán historia. La partición infinita del último instante previo al inicio del film que nunca llega quedará huérfano cuando las redes sociales se apropien de él.
Y la curiosidad crítica de la lectura característica del Diario Crónica será recordada como un descubrimiento literario. Cada punto de conexión en esas mariposas o formas simétricas similares al test de Rorschach emergen de los rasgos típicos e indubitables de la redacción periodística policial del más popular de los diarios argentinos. La clasificación frenética del material que recrea en sus mapas se replica en la cantidad de artículos sobre hechos policiales violentos que ubicó con el puntillismo de un villano hollywoodense del tipo El coleccionista de huesos, El silencio de los Inocentes, o Pecados Capitales. Frases conectivas y repetidas en la sección más conocida del diario como “el cuerpo sin vida”, “el macabro hallazgo”, o “el hecho luctuoso” son parte de un género propio, ahora convertido en arte plástica por Macchi: la crónica policial negra de Crónica ha sido inmortalizada e internacionalizada. Como en los inicios dulces e infantiles de cada cuento que nos relataban nuestros abuelos a la hora de dormir, cuando el entretenimiento previo al sueño no contaba ni con la TV – de cuatro canales que terminaban temprano- diremos en adelante que, “Había una vez…” Es el rasgo/ prologo inconfundible de la literatura infantil, como las placas rojas han dejado de ser amarillas para incrustarse en nuestra cultura contemporánea.