Historia de Nobel

Hijo de una familia pica de aquel entonces … Inmigrante italiano el padre, criolla la madre. 5 hijos y la llegada a Lanús, que todavía era Barracas al Sud.
Una a soltera, de un buen pasarse hizo cargo de su educación. Era el mayor de los hermanos y como era usual en la época, algunos frutos de la madre fértil , maduraban en el ” vivero ” familiar más holgado y sin niños.

El Colegio Cardenal Cisneros (1898/1998) fue el ámbito que desarrolló su vocación estética, impregnada del paisaje de la cercana barriada de La Boca, lugar de encuentro juvenil para disfrutar del fútbol y escudriñar la tarea de la Escuela de La Boca de Quinquela, Victorica, Lacamera y Collivadino.

El deporte lo llevo por otros caminos en los que se destacó mientras el dibujo y la pintura sólo eran un pasatiempo o una forma de comunicarse en tiempos de lentos correos. Ocupo el arco en el Club Lanús, y en su querido Boca Juniors, en esa formación inolvidable conducida desde el campo de juego por Mario Boyé, Claudio Vacca era el arquero titular y el Toto Lorenzo su compañero de habitación en las pocas concentraciones de esa época. Venía de probar suerte en Independiente Rivadavia de Mendoza, y de allí el salto al mítico Green Cross de Chile, Campeón en1945 y pasaporte a la Bombonera. Cruzó el charco para probarse en Francia, pero un accidente menor lo dejó sin futuro en el fútbol. En los 50, una rodilla lesionada era sinónimo de retiro.

Y vino al país y se apasionó con el automovilismo. Otra vez, los dibujos y la pintura le permia sostenerse, un taller mecánico para preparar su Chevrolet de Turismo de Carretera y algún testeo de los nuevos modelos de la GM conformaban un cuadro perfecto de un bohemio típico.

Fútbol, automovilismo y plástica… las relaciones públicas y sociales se potenciaron y la amistad con Froilan González lo acercó – además de las pruebas para Chevrolet – a la “Reina” del Luna Park. La viuda de Lectorure, a del inolvidable Tito Lectoure, era dueña de una excepcional colección de óleos de Quinquela Martin. La creatividad de Nobel , cuando el diseño web y el ploteo eran ciencia ficción se evidenciaron en las campañas publicitarias de las visitas del Circo de Moscú, y especialmente en el logo de los famosos “6 días en bicicleta”.

   

La cotidianidad del trato y las visitas de la Señora al pequeño atellier de Lanús, generaron la idea de las reproducciones “para seguridad” en un ambiente con demasiado tránsito, como fueron las oficinas del manager más importante del boxeo argentino de todos los tiempos. Esa idea produjo varias copias de obras que aparecen firmadas con seudónimos, casi anagramas que remiten al autor original y pasan desapercibidos para el visitante fugaz. Quintela Marina, José Rubens, Axter, etc.

Azarosa por demás, una historia disfrutada y vivida con esa intensidad deja marcas indelebles. Algunas se lucen como galones en la piel, otras dejan cicatrices y heridas que se agudizan con el correr de los años. Demasiados desarreglos, un par de accidentes automovilísticos graves, y los lentos avances de la cirugía de aquellos años 70/80 fueron haciendo mella en su cuerpo de viejo deportista, demasiado golpeado. Una operación de cataratas lo dejo al borde del fin.

Recuperación lenta, algo de playa, algunas pequeñas obras en la casa familiar de Miramar (conservada en fotos, muy deterioradas por la humedad) y el adiós en una playa, jugando con su sobrino nieto, “eligiendo” alguna modelo para su próximo desafío. Falleció en el Balneario “el Durazno” de Miramar, Provincia de Buenos Aires un verano de 1988.

Historia de Nobel

Hijo de una familia pica de aquel entonces … Inmigrante italiano el padre, criolla la madre. 5 hijos y la llegada a Lanús, que todavía era Barracas al Sud.
Una a soltera, de un buen pasarse hizo cargo de su educación. Era el mayor de los hermanos y como era usual en la época, algunos frutos de la madre fértil , maduraban en el ” vivero ” familiar más holgado y sin niños.

El Colegio Cardenal Cisneros (1898/1998) fue el ámbito que desarrolló su vocación estética, impregnada del paisaje de la cercana barriada de La Boca, lugar de encuentro juvenil para disfrutar del fútbol y escudriñar la tarea de la Escuela de La Boca de Quinquela, Victorica, Lacamera y Collivadino.

El deporte lo llevo por otros caminos en los que se destacó mientras el dibujo y la pintura sólo eran un pasatiempo o una forma de comunicarse en tiempos de lentos correos. Ocupo el arco en el Club Lanús, y en su querido Boca Juniors, en esa formación inolvidable conducida desde el campo de juego por Mario Boyé, Claudio Vacca era el arquero titular y el Toto Lorenzo su compañero de habitación en las pocas concentraciones de esa época. Venía de probar suerte en Independiente Rivadavia de Mendoza, y de allí el salto al mítico Green Cross de Chile, Campeón en1945 y pasaporte a la Bombonera.
Cruzó el charco para probarse en Francia, pero un accidente menor lo dejó sin futuro en el fútbol.
En los 50, una rodilla lesionada era sinónimo de retiro.

Y vino al país y se apasionó con el automovilismo. Otra vez, los dibujos y la pintura le permia sostenerse, un taller mecánico para preparar su Chevrolet de Turismo de Carretera y algún testeo de los nuevos modelos de la GM conformaban un cuadro perfecto de un bohemio típico.

Fútbol, automovilismo y plástica… las relaciones públicas y sociales se potenciaron y la amistad con Froilan González lo acercó – además de las pruebas para Chevrolet – a la “Reina” del Luna Park. La viuda de Lectorure, a del inolvidable Tito Lectoure, era dueña de una excepcional colección de óleos de Quinquela Martin. La creatividad de Nobel , cuando el diseño web y el ploteo eran ciencia ficción se evidenciaron en las campañas publicitarias de las visitas del Circo de Moscú, y especialmente en el logo de los famosos “6 días en bicicleta”.

La cotidianidad del trato y las visitas de la Señora al pequeño atellier de Lanús, generaron la idea de las reproducciones “para seguridad” en un ambiente con demasiado tránsito, como fueron las oficinas del manager más importante del boxeo argentino de todos los tiempos. Esa idea produjo varias copias de obras que aparecen firmadas con seudónimos, casi anagramas que remiten al autor original y pasan desapercibidos para el visitante fugaz. Quintela Marina, José Rubens, Axter, etc.

Azarosa por demás, una historia disfrutada y vivida con esa intensidad deja marcas indelebles. Algunas se lucen como galones en la piel, otras dejan cicatrices y heridas que se agudizan con el correr de los años. Demasiados desarreglos, un par de accidentes automovilísticos graves, y los lentos avances de la cirugía de aquellos años 70/80 fueron haciendo mella en su cuerpo de viejo deportista, demasiado golpeado. Una operación de cataratas lo dejo al borde del fin.

Recuperación lenta, algo de playa, algunas pequeñas obras en la casa familiar de Miramar (conservada en fotos, muy deterioradas por la humedad) y el adiós en una playa, jugando con su sobrino nieto, “eligiendo” alguna modelo para su próximo desafío. Falleció en el Balneario “el Durazno” de Miramar, Provincia de Buenos Aires un verano de 1988.